viernes, 27 de agosto de 2010

CRÍTICA A LA CRÍTICA



¡Quien expone, se expone!




Hacer crítica en el contexto histórico en el que se desarrolla el arte contemporáneo es una tarea difícil teniendo en cuenta que el arte actual no reconoce límites entre lo que es y lo que no ha de ser, por lo tanto ¿cómo se puede hablar de una cosa sin definición clara si no es a través de la divagación y la subjetividad?
Claro, algunos encuentran una salida fácil; parafrasear cosas ya dichas por otros a los que llaman referentes como una forma de legitimar su discurso, tanto que al final no son ellos, si no, Walter Benjamín, Harold Rosenberg, Arthur C Danto, entre otros, los que plantean la crítica, y el supuesto critico una secretaria muy eficiente, bien organizada y de excelente redacción.

No es que no esté bien citar (yo mismo lo he hecho), lo malo es que eso sea lo único que se haga en la crítica, menos mal existe gente valiente que es capaz de lanzar criterios propios sin tener que resguardarse en las espaldas de terceros.

Si bien estamos medianamente de acuerdo en que esa “indocumentación” del arte, esa falta de identidad digna de sicoterapia, hace de la labor del crítico una tarea titánica y arriesgada, debemos sumarle en segunda instancia a tal asunto, el hecho de que en una ciudad como Barranquilla (Colombia) el estadio de las artes es tan reducido que todos en el circuito de la plástica se conoce entre sí, lo que nos plantea una situación donde el conflicto de intereses siempre está presente, un circuito donde todos necesitan de todos y entre todos se hacen favores, quizás es esta una de las causas por la cual existe poca critica en la ciudad, lo que se da más bien son textos curatoriales o inductivos a la obra de determinados artistas.

Podría existir un tercer factor que va vinculado al primero, es el complejo de los críticos contemporáneos que cargan a sus espalda el peso de la historia, que se ha empecinado en demostrar desde el tiempo de los Impresionistas, que “hasta el crítico más influyente puede equivocarse y pasar a la historia como un estúpido que no supo comprender el arte de vanguardia”, por eso muchos no se atreven a desmeritar las obras contemporáneas, por lo contrario se desploman en exaltaciones a todo lo que parezca nuevo y extraño.

Por último está el hecho que al no poder vivir de la crítica, los críticos dependen muchas veces de instituciones que cuartean su pluma a la hora de dar opiniones.

Lo importante es que un espacio como           Matamos Abel abre campo a la reflexión sobre el arte contemporáneo en nuestra ciudad, y que
Javier Martínez C con su crítica  “¿Y para que quieren tantos penes?” se exponga a ser criticado, como lo hacen las mismas integrantes del colectivo Femenino Sagrado. ¡Quien expone, se expone!, eso es algo a lo que aun no estamos acostumbrados en Barranquilla, porque en las últimas décadas el arte de la ciudad ha sido el espejo de miles de narcisos, que no soportan defectos y críticas a su imagen,
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Lo interesante es que la crítica, buena o mala, ha levantado muchas opiniones, tanto que vale la pena preguntarse: ¿la crítica no ha tenido el efecto de innovación y conmoción que pretende la exposición “Mil penes y siete vaginas” y en este punto la crítica no ha terminado jugando el papel de lo criticado?
La verdad no lo sé, pero lo que me atrevo a afirmar es que ha enriquecido la exposición y la ha vuelto atractiva para los que aun no la han visitado.

No comprendo cómo algunos ruegan que el crítico hable primero con el artista antes de emitir un juicio artístico, la obra debe ser autónoma, debe poder “hablar” por si misma, salvo que sus creadores sean inmortales, es un absurdo, y que me perdonen algunos, una estupidez, esperar a que el artista explique su obra para saber si es buena o mala, es como si yo necesitara para emitir mis conceptos sobre la Metamorfosis que Frankz Kafka se levantara de su tumba y se sentara a mi lado para explicarme y decirme – Carlos estas equivocado, Gregorio Sansa no es un escarabajo como tú piensas, es una cucaracha como piensa medio mundo-.


No tiene sentido un artista pretenda hacer en una imagen algo que solo pueda expresar con palabras, sería mejor entonces que lo escriba y cuelgue lo escrito en la galería.
( Imagenes del Kasposo)















Por: Carlos Gómez S.
Carlosjulio612@hotmail.com

INTERRUPCIÓN A LA SOCIOLOGÍA

 El Kasposo