lunes, 18 de julio de 2011

shopping punk

por Hernan Vigna

Por algún tiempo la apariencia era un reflejo de la identidad, el actuar una exteriorización del sentir, y el hablar una manifestación del intelecto, hoy todo sucumbe a la banalidad y a la simulación.

Recuerdo que en algún momento de mi densa vida universitaria, tomándome en serio el compromiso ideológico que los demás tenían con sus causas,  en uno de los pasillos vi a una mujer pelirroja de apariencia oscura, ella era popular en la facultad por su demencia y su radicalidad política que rara vez era traducida al actuar en una situación de protesta, ella estaba ahí, colgaban sus zapatos Converse en el aire y sentada en una banca de cemento, mirando a ningún lugar; me llamó la atención sus pantalones negros, significativamente rotos y con tantas nodrizas que parecían armar una columna vertebral en sus piernas, llevaba también a un costado de su pantalón una bandera de la Gran Bretaña.


por Hernan Vigna




¡Ah! Ahora la pelirroja no es comunista, ahora es punk, bueno a lo mejor es esa la homogeneidad de la que hablan los teóricos de la posmodernidad, Eso pensé.

Hoy no se es nada, pero se es todo, una mezcla de punk, de coleto, de rockero y reaguetonero; se es hombre y mujer, se es niño y adulto. La ideología está colgada en el armario o el escaparate o el palo que se tiene cruzado en el cuarto y donde se cuelga la ropa.

Me acerque a la pelirroja buscando una estrategia para preguntarle si había decidido dejar su comunismo y pasarse al anarquismo o si era una anarco-comunista; trato de ser muy respetuoso con las creencia de los demás por lo que para mí era incomoda la pregunta, así que como era su pantalón lo que había desatado mi inquietud le pregunté:

-¿y ese pantalón?-

A lo que respondió:

-lo compré en supermercados Éxito.












Por: Carlos Gómez S.