martes, 13 de marzo de 2012

La conmovedora canción del río

Obra de Hernan Vignan.



Pásame chiquita la canción conmovedora del río Magdalena.

¿Qué cuál? ¿La luna y el río con sus amoríos? Esa no, no Eneida, la de la muerte en el río, no te hagas la pendeja que tu sabes cómo son las cosas, ya hace años que por ese rio solo navegan los cadáveres que bajan desde Quimbo, el viejo Aurencio me contó que desde el desvio de las aguas, a ese tramo del rio le llaman la caldera del diablo; ve que yo no le creía y de repente el otro día de aventurero yo por aquellos lares estaba a las orillas del río y muy cerca de mi pillé claramente como el bulto de un hombre navegaba por las aguas, seguro tenia ácida la carne porque se veía mordisqueado por las babillas pero no le habían arrancado ni una oreja.

¿Qué qué hice? Pues correr, que sabe uno quienes hacen eso, bueno todo el mundo lo sabe, y eso es peor porque le pueden a uno también llenar la boca de mosca o enviar un robocó para que te levante a gas, por eso corrí.

Tienes razón Eneida  ya desde entonces nada compongo ni nada canto, no es lo mismo Eneida, una cosa es pescar a la media noche sobre las canoas y otra es tener que sembrar coca que es lo único que crece por esta tierra, bueno y eso, cuando a esos hijueputas no se les da por abrir la represa e inundar la parcela, el río se crece y terminan inundándonos la casa.

¡Qué si mujer! Un día de estos pavimento el piso pa´ evitar el barrial, pero pásame la canción que tengo ganas de cantarla, recuerdo el día que la escribí, escribir fue lo mejor que me dejo la primaría, y esa noche navegando por el río quería era pescar  una buena mojarra, más na´ pensaba, cuando eso todavía se podía pescar,  Aurencio ya me había dicho que no nos dejarían más echar la atarraya al río, porque eso era de los dueños de la represa, pero no nos íbamos a dejar morir de hambre, imagínate Eneida, íbamos a tener luz eléctrica bien fuerte pa´ ver los platos vacios, ¡que belleza! Pues había que comer mija, por eso Aurencio  le pasaba una mano de pescao al celador pa que dejara el visaje, pa´ que se quedará calladito y feliz, porque sí que es una maldad tanto pescao muriéndose solo y los pelaos pasando hambre, por eso nos metíamos en el río mija, por eso.

Sí, esa es tráela Pa´ca´. vistes como lloraba en el velorio la gente cuando la canté, es que yo casi ni la puedo cantar, no sabía cómo llamar la canción, así que le puse la “conmovedora canción del río” mira que el otro día pille a el hijo de Hortensia Cruz cantándola, ¡ahs! Es que eso si me dio así cómo emoción, un pelaito de nueve años, y la cantaba bien el culicagao, por lo menos el pelao  se la cantara a sus nietos y la canción se hará importante pal pueblo. Al final pa eso la compuse.

Bueno, esa noche que compuse la canción yo salí pal río con Cheito, el pelaito ese que después apareció muerto disque porque era guerrillero, vea usted, el era alocao pero que iba a saber  uno que andaba en esas, total pillamos la canoa y nos metimos al río con la atarraya lista pa´ pescar, a mi si se me hacía raro mija que Aurencio no llegará a las diez como siempre, yo pensé que estaba cuadrando con el vigilante la vaina de los pescaos así que le dije a Cheito  que echaramos mano, que cuantimas después nos repartíamos pescaos con Aurencio.

 ¡Había un silencio mija! Eso daba susto, pensé que nos iría mal con la pesca y nada que pillábamos nada, pero quien anda con Dios de sus males le guarda, le dije a Cheito que nos fueramos más pa la mitad del río y nos quedamos quietos ahí, claro, ahora escuchábamos movimientos bajo el agua, como sería el pescaderío imaginamos, que se escuchaba afuera como se movían, y tiramos la atarraya mija, ahora sí que pillaríamos buen pesacao mijita, ya esperaba yo la mojarra cuando siento que lo que parecíamos agarrar era un tiburón, ¡Era grande mija! ¡Era grande! Cheito me ayudaba a jalar la atarraya ¡ahí lo vimos hijueputa!… ahí lo vimos, un pescador era pescado por nosotros, ahí estaba Aurencio  botando sangré por la boca como si un anzuelo le hubiese atravesado la garganta, “un pescador bajo la red es una piraña” así dice la canción mija, y “había otros, había miles, como mojarras con anzuelos en las agallas” ya no quiero cantarla mija, ya no más, vamos a dormir mientras morimos.  



Por: Carlos Gómez S.