¿Y para qué quieren tantos penes? ............... (“Mil penes y siete vaginas” )

El “conducto regular” que supongo es aconsejable usar para dar una crítica asertiva sobre una muestra de arte, es evaluar de la manera más objetiva posible todo los elementos que compone la muestra, es decir no sólo a las obras como tal, sino elementos técnicos como el montaje, espacio y presentación de las mismas, los cuales por supuesto hacen parte de la experiencia que estos eventos pretenden brindar al espectador. Pero más que hablar de lo bien montada y presentada que estuvieron las piezas fotográficas, de su buen tamaño o de lo impecable del recinto de muestras, me parece más jugoso y fructífero referirme a la base, o sea, los fundamentos y el arte de la exposición.

En ese sentido, una de las cosas que más me ha inquietado en lo que me pareció era el manifiesto de este grupo fue la forma tan letal y poco razonable de exclusión del género masculino, entendiendo que la feminidad no es necesariamente algo exclusivo de mujeres, y aun peor, manifestando claramente en dicho escrito su intención de no ser excluyentes, me parece una manera excesivamente dramática querer enfrentarse a costumbres machistas del lenguaje mediante la totalización de los artículos en femenino denotando una clara muestra de feminismo (en el mal sentido del concepto), al mejor estilo de x gobernantes de querer detener la violencia con más violencia.

Otras inquietudes me surgen en la medida que reflexiono sobre más intenciones de dicho colectivo, ellas nos hablan de diversas visiones de la realidad vistas a través de la mirada de estas siete artistas, intuyendo así, unos particularidades e inquietudes deferentes y ¿por qué no? Contrarias entre mujer y mujer, pero es lamentable el encontrarse con cierta cantidad de piezas homogéneas no por el hecho de poseer una técnica en común (que no está para nada mal) sino por la carencia de dicha contundencia, dicha marca o sello, estilo o mirada diferente que cada una se supone tiene y expresa. Obras evidentemente ilustrativas y que en definitiva no conmueven los afectos o conciencia que se busca en estos eventos. Sustancialmente poco profundas.

Por fortuna esto anterior no se aplica a todas las fotografías, en definitiva me agrada poder hablar de excepciones, tres obras a mi parecer resaltaron precisamente dichos enigmas e interioridades propias de una mente tan compleja y profunda como la femenina, imágenes que remontaban a realidades ocultas como la masturbación, la sexualidad y el auto-castigo con fines estéticos expresadas a través de imágenes dicientes pero no obvias, provistas una atracción visual que proporciona el interés por indagar y descubrir metáforas que nos conllevan a un reflexionar acerca de estas realidades internas de nuestras ellas.


Quisiera finalizar resaltando nuevamente mi bifurcada opinión sobre esta exposición। Por un lado un sin sabor por una homogeneidad y poca profundidad en la mitad de la muestra y por otro el placer de haber experimentado en efecto de una movilización de mi pensamiento y conciencia con obras con un nivel técnico, visual y creativo elevados, además de sellos personales y particulares que van en concordancia con las auto-referencias de sus creadoras y con el sentido filosófico de este grupo de féminas.
(Imágenes tomadas de las obras en exposición)













Crítica a la exposición de Femenino sagrado “Mil penes y siete vaginas”
Por: Javier Eduardo Martínez Correa.
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