lunes, 6 de septiembre de 2010

Introspección de emergencia a la mirada crítica.

Recordemos además, no olvidar quitarnos los lentes de las bi-tonales,

La inadvertida controversia generada por mi critica a la exposición del colectivo femenino sagrado          “Mil penes y siete vaginas”, me ha llevado a reflexionar una y otra vez sobre mis palabras y los comentarios en respuesta a estas, lo que a su vez me hace cuestionar sobre ciertos aspectos puntuales implícitos este suceso, los cuales son: lo que la comunidad en general entiende por critica, sobre su sentido, manera de efectuar y forma de apreciar. Me hace notar además, el valor de espacios abiertos de expresión de pensamientos y opiniones como este. Lo siguiente será un breve análisis sobre lo antes mencionado el cual abordare no sin antes dejar puntualizado dos cosas: 1) Esto no es una disculpa. No me retracto de mis palabras y las no palabras que compartí en mi critica previa (incluyo incluso aquellos errores de redacción), y 2) Doy gracias a todas las personas que leen mis palabras, eso para mí ya es muy importante.



¿Que entendemos por crítica de arte?... bien, para dar algunas nociones sobre este respecto, debo conceptuar un poco sobre lo que es el arte en si... en esencia, el arte es un lenguaje de expresión emocional, un aparato de emancipación ( liberación) de ideas, pensamientos, posturas, sensaciones y demás procesos mentales propio netamente de los humanos en su condición de seres conscientes y libres, ligado a su capacidad natural de abstracción de la realidad, de valoración y significación de elementos ajenos a sí mismo, y de su capacidad de apreciación simbólica y estética de la realidad. Podríamos mencionar además su “misión” de conmover los afectos y movilizar la conciencia de aquellos que lo aprecian. Bajo este pensamiento intuimos pues, que es un ente vivo que cambia y evoluciona en tanto lo hacen el pensamiento y las conciencias de sus “creadores” y “consumidores” en determinados contextos espaciales, temporales y culturales.

Entre líneas menciono en lo anterior el elemento subjetividad, tanto en la creación como en la apreciación de lo que llamamos y entendemos como arte. En consecuencia, debemos ver la crítica como un dispositivo que lejos de calificar de manera totalizante lo que consideramos arte (o sea, decir que esto es válido para todos o no), es una herramienta a través de la cual las personas, en su calidad de libres pensadores y de manera analítica, dan sus opiniones frente a la coherencia que se supone debe estar contenida en la obra, es decir, la correlación entre lo que se pretende mostrar y lo que realmente se provoca con lo mostrado, y yendo un poco más allá, la calidad de como dichos afectos son conmovidos en nuestro ser.




En consecuencia, la crítica no tiene el sentido que entre líneas se manifiestan en varios comentarios hechos, el de dar opiniones objetivas totalitarias y hegemónicas para todos (ley absoluta), sino, su fin es el de dar opiniones sobre lo expuesto, ajenas por supuesto a los vínculos afectivos con los creadores de las mismas. Porque entre otras cosas, las obras de arte deben hablar por sí mismas, no debemos depender de lo que diga el artista de su propia obra para así creer que la entendemos, (¡por favor!, el artista no es un explicador de su obra, la obra es como un libro, es de quien la lee y si se quiere decir, el merito esta en lo asertivo de la transición del mensaje).



Nuestro contexto cultural nos pre-programa para crear bandos, clasificar nociones, separar pensamientos, satanizar y tachar aquello que se aleja de lo que nosotros creemos verdadero, por que se nos educa a creer que lo que pensamos es totalmente universal y no valido solo en ciertos contextos. Yo por el contrario apelo a el dialogo entre opiniones, a quitar esos lentes que nos hacen ver las cosas solo en dos tonos, es por eso, y citando a alguna persona que comentó, mis “un sí, no si, no, si, no” que en efecto están en mi crítica, evidencia mi apenas lógica y explícitamente mencionada opinión bifurcada sobre la muestra.


Leer critica no solo implica leer las palabras que están, sino leer lo que no está, leer entre líneas, como bien otra persona comento, la ausencia de alguna exhaustiva descripción o narración detallada de las obras dice clara y silenciosamente, por un lado el vacío que me ha dejado la exposición y que expreso claramente al referirme de “Sustancialmente poco profundas”, y pues por el otro mi intención de no coaccionar o dirigir cual borregos los criterios u opiniones de las obras (lo cual no indica que no hubo una previa reflexión de las piezas). La labor crítica no debe tachar la experiencia individual de las personas, sino más bien desarrollo y progreso en el campo especifico.




Buena parte de la belleza de la crítica esta precisamente en dejar el marco abierto a la experiencia individual, sin dejar de evidenciar tanto los aciertos como desaciertos de lo criticado.



Matamos Abel, y en general cualquier espacio abierto de crítica y opiniones, es precisamente eso, un área en común en el que la idea es dar opiniones y generar reflexiones, y no tacharnos los unos a los otros. El debate, la sana confrontación, el libre intercambio de ideas, nociones y experiencias debe ser la actividad habitual de este espacio a mi parecer.


Finalizo marcando nuevamente el sentido de opinión que tiene la crítica, que si bien aspira a una objetividad imparcial, no deja de ser opinión y por ende, manifestación de la interioridad de un individuo. Recordemos además, no olvidar quitarnos los lentes de las bi-tonales, de los bandos, y apreciar la crítica de una forma más holística (varios puntos de vista), intuyendo que tanto las palabras como las ausencias de estas están allí por algo.



Gracias nuevamente por su atención y análisis.








Por: Javier Eduardo Martínez Correa
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