Por las oscuras calles habitan bajo el dolor de la sombra
ungidos de alcohol y cenizas con rastros de sal sobre el cuello
son los hombres sin nombre códigos erróneos del paisaje
con bocas de mutilado dialecto y ocres tonos de piel cicatrizada
temblorosos habitando la selva de cemento rehúyen de la luz
se arrinconan bajo el parpado vencido por la noche y sus vientos
son testigos de la luna que devora las calles polvorientas
y un vástago de conciencia nocturna les recuerda su origen.
Ellos provinieron de la tierra, del lejano bosque y la sabana
hasta que las balas surcaron el cielo y el éxodo los hizo errantes
son una accidente geográfico de carne y miserias
son la personificación del olvido y la desidia
yo como ellos, conozco el olvido
la suciedad
la pena
vendrán quienes con desdén
señalen las letras
la conciencia les será un verso ridículo
avivaran el fuego contra el poema profano e indigno
dirán de mí que soy una falacia
mientras muerdo el cemento
para no escribir sobre el amor o los dioses
para seguir amando entre la nicotina y el bóxer
a los desterrados hijos del olvido.
Por: Carlos Gómez
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